Todos, absolutamente todos vivimos en una burbuja de la cual no queremos salir. No obstante, algunos tenemos el privilegio o la desgracia de toparnos con alguien transparente, sincero, tanto para lo bueno como lo malo; alguien a quien de verdad le importas y si, a veces dice cosas que te hiere, es para lastimarte con la verdad y no destruirte con la mentira. Alguien que te hace ver la realidad tal como es, quien te agarra de la mano para continuar y te aprieta con más fuerza cuando sientes miedo, quien te seca las lágrimas y te calma con un "todo va a estar bien". En una turbación mental, a veces necesitas a alguien así, para espabilarte; aunque para ello sea necesario un guantazo. Me caí tantas veces que ya el suelo tiene mi cuerpo marcado, me defraudó tanta gente que ya nada me sorprende. Y si algo me sorprende es poder quitarme la coraza repele-hipócritas para dejar pasar a gente que vale la pena. Hoy por hoy me lleno de orgullo al poder decir que, aunque sigo encontrándome con hipócritas, también me encuentro con buenas personas, con un alma grande. Gracias a ellas, crezco poquito a poco, maduro y no lo veo todo tan negro. Porque hace falta un poquito de oscuridad, para que la luz reluzca. Se necesitan unas gotitas de lluvia... para poder ver un arcoiris trazar el cielo azul.
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