Para evadir su trastorno más severo, fingía una felicidad inexistente aunque a veces esta misma le hacía sombra; tal que así, sacaba sus demonios más ocultos a relucir al notar como el punzal de las palabras más hirientes que podían existir, se iban encallando poco a poco en lo más profundo de su alma, destruyendo poco a poco la exigua lucidez...provocando el dolor más adusto que existe; El choque a revelar lo que realmente es la vida; Una felicidad de mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario