Hacía mucho tiempo que no veía a Eva, pero un día a las 12
de la noche sonó el teléfono de casa. Era ella, me preguntó que qué tal estaba
y que si quería que habláramos; le rogué que si. A pesar de la hora, en
15minutos llegó a casa. Me volvió a preguntar que qué tal me iba todo y sin
darme cuenta, le conté todas mis preocupaciones y tonterías que creía que
realmente eran importantes. Se hizo de madrugada y me pasé toda la noche
hablando de mi y ella consolándome. Cuando llegaron las 7 de la mañana, me dijo
que le había encantado volver hablar conmigo, pero que era la hora de irse a
trabajar. Me quedé asombrada, pasó toda la noche sin dormir por mi culpa. Al
salir por la puerta, recordé que fue ella quien me llamó. Antes de que se
marchara le dije que porqué justamente esa noche se había acordado de mi, sus
palabras me hicieron sentir una mierda. Me dijo, que se estaba muriendo, que le
quedaban pocos días de vida y que no quería irse sin hablar conmigo por última
vez. Llorando le reproché que porqué no me dijo eso antes y me dejó que hablara
de mi. Sus palabras textuales fueron : “ Mi intención era contártelo nada más
descolgar el teléfono y marcar tu número, pero noté que tu necesitabas
desahogarte mucho más que yo, así que preferí venir a buscarte y hacerte sentir
mejor, por lo menos más aliviada, y veo que lo he conseguido”. Sonrió se fue a trabajar y se despidió diciéndome un “gracias
por ser mi mejor amiga ahora y siempre”. No supe que contestar y la dejé ir. A los
pocos días murió.
A veces no nos damos cuenta de que los demás están mal, porque
estamos demasiado preocupados en nosotros mismos, pensando en que solo nosotros
tenemos problemas, que en realidad no son problemas y dejamos a los que siempre
están ahí de lado, porque no le damos la oportunidad de desahogarse y ocultan
sus miedos y temores bajo una sonrisa.
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