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3 de abril de 2011

Egoísta


Hacía mucho tiempo que no veía a Eva, pero un día a las 12 de la noche sonó el teléfono de casa. Era ella, me preguntó que qué tal estaba y que si quería que habláramos; le rogué que si. A pesar de la hora, en 15minutos llegó a casa. Me volvió a preguntar que qué tal me iba todo y sin darme cuenta, le conté todas mis preocupaciones y tonterías que creía que realmente eran importantes. Se hizo de madrugada y me pasé toda la noche hablando de mi y ella consolándome. Cuando llegaron las 7 de la mañana, me dijo que le había encantado volver hablar conmigo, pero que era la hora de irse a trabajar. Me quedé asombrada, pasó toda la noche sin dormir por mi culpa. Al salir por la puerta, recordé que fue ella quien me llamó. Antes de que se marchara le dije que porqué justamente esa noche se había acordado de mi, sus palabras me hicieron sentir una mierda. Me dijo, que se estaba muriendo, que le quedaban pocos días de vida y que no quería irse sin hablar conmigo por última vez. Llorando le reproché que porqué no me dijo eso antes y me dejó que hablara de mi. Sus palabras textuales fueron : “ Mi intención era contártelo nada más descolgar el teléfono y marcar tu número, pero noté que tu necesitabas desahogarte mucho más que yo, así que preferí venir a buscarte y hacerte sentir mejor, por lo menos más aliviada, y veo que lo he conseguido”. Sonrió  se fue a trabajar y se despidió diciéndome un “gracias por ser mi mejor amiga ahora y siempre”.  No supe que contestar y la dejé ir. A los pocos días murió.


A veces no nos damos cuenta de que los demás están mal, porque estamos demasiado preocupados en nosotros mismos, pensando en que solo nosotros tenemos problemas, que en realidad no son problemas y dejamos a los que siempre están ahí de lado, porque no le damos la oportunidad de desahogarse y ocultan sus miedos y temores bajo una sonrisa.


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